“La danza en familia favorece las relaciones afectivas»
(Leticia Morales, psicóloga, danzaterapeuta y profesora de danza en familia)
En muchas ocasiones, la falta de tiempo o el cansancio propicia que los padres no tengan el tiempo suficiente para pasar un rato lúdico con sus hijos, lo que hace que el contacto entre ellos se reduzca notablemente.
Para evitar estas situaciones, desde hace un tiempo las escuelas de danza se han puesto manos a la obra para ofrecer un espacio de encuentro en el que padres e hijos puedan disfrutar de la compañía mutua. Se trata de la danza en familia, un estilo de baile muy lúdico que tiene como objetivo hacer que la familia se reúna en un espacio común, con el objetivo de realizar una actividad donde se privilegie el diálogo, especialmente corporal, entre padres e hijos.
La edad recomendada para estas clases es muy variable, ya que puede haber niños de apenas 6 meses de edad.
¿Qué actividades se realizan en las clases?
Las clases de danza entre padres e hijos son muy abiertas y se realizan multitud de actividades. Sin embargo, su desarrollo depende de cómo lo plantee el profesor.
Según Sonia González, titulada en Grado Superior de Danza, y profesora de danza y juego en familia en la Escuela de Danza Pilar Sánchez de Elche, en las clases se suelen trabajar los conceptos básicos del movimiento y de la danza, así como también el ritmo, la comunicación entre padres e hijos, la consolidación del vínculo entre ellos, y la vivencia de un encuentro juntos.
Ideas que apoya Mónica Lozano, bailarina y profesora de danza creativa entre padre e hijos, quien añade que la mayoría de las actividades que se realizan están apoyadas en el juego, el contacto, la improvisación y la música. Además, agrega que también hay momentos para la relajación y el masaje.
Asimismo, en las clases se suelen utilizar ciertos objetos y materiales, tales como: pelotas muy coloridas y blandas, telas de diversas texturas, pintura, sábanas, cuerdas, globos, instrumentos musicales, bolsas de nylon, etc. Es decir, se utilizan todo tipo de elementos que completan la actividad que se está realizando, para poder crear espacios diferentes y jugar dentro de ellos, además de favorecer aún más la parte lúdica y creativa de las clases.
En concreto, según explica Mónica Lozano, formada en Didáctica de la Danza y especialista en jóvenes y adolescentes, también hay actividades dirigidas, como por ejemplo: crear diferentes maneras de saludarse juntos, de abrazarse, o de desplazarse de un punto a otro sin separarse.
¿Qué beneficios aporta al niño?
La danza en familia brinda un espacio de contacto lúdico entre padres e hijos, que no siempre se encuentra en la rutina diaria. “Estas actividades permiten poner en juego una serie de variables que escapan al lenguaje verbal, y que siempre van a favor de un vínculo más saludable”, explica la bailarina y profesora Mónica Lozano.
En un sentido más concreto, la coreógrafa y profesora de danza en familia Sonia González subraya que con estas actividades se potencia bastante la autoestima del niño, la creatividad, el ritmo y la psicomotricidad.
Dada su experiencia en estas clases, Mónica Lozano revela que “por momentos, parece que los dos son niños, o los dos son adultos, tratando de encontrar acuerdos democráticos sobre la resolución de alguna pauta”. Además, ambos “buscan la mejor manera de hacer algo creativo, auténtico, original, que contenga los aportes de los dos, los entretenga y los haga disfrutar juntos”.
¿Qué beneficios aporta a la relación padre-hijo?
En concreto, estas actividades lúdicas mejoran el vínculo entre padres e hijos, amplían la capacidad de escucha y observación, abren nuevos canales de contacto y comunicación, favorecen la creatividad y la innovación, despiertan lo sorpresivo y la atención, tal y como manifiesta Mónica Lozano.
Junto a ello, Leticia Morales, psicóloga, danzaterapeuta y profesora de danza en familia, explica que las clases son un taller donde niños y los adultos pueden reencontrarse, compartir, expresar y comunicar a través del movimiento y la danza. “La danza en familia favorece las relaciones afectivas y un progreso armónico de la personalidad del niño/a”, acentúa Leticia Morales.
¿Cuál es el objetivo de las clases?
Por último, Leticia Morales, también licenciada en Pedagogía de la Danza, establece cuáles son los aspectos a trabajar en las clases de danza en familia:
– Favorecer un espacio donde cada uno pueda redescubrir su capacidad lúdica y disfrutar con creatividad, imaginación y sensibilidad.
– Compartir situaciones y experiencias en grupo que refuercen la comunicación y el vínculo entre padres e hijos/as.
– Ofrecer fuentes de inspiración que favorezcan la expresión libre y placentera de una manera guiada y sostenida.
– Reconocer, a través del movimiento, cuáles son los tipos de interacciones que establecemos con nuestros hijos/as.
– Experimentar nuevas formas de acercamiento al otro a través del contacto físico y el juego.
La danza en familia es, por tanto, una actividad que proporciona a la relación padre-hijo una gran dosis de armonía, complicidad y juego.
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