La danza mejora la autoestima del niño

Algo tan sencillo como bailar ayuda a reducir el estrés en los más pequeños, que descargan su energía y llegan a casa mucho más relajados. Todo lo que engloba la danza la convierte en una actividad que mejora de forma notoria la autoestima y la perseverancia de los más pequeños. Además, a través de ella el niño aprende a ser capaz de superarse y conseguir objetivos.

Durante las actividades en clase o en las presentaciones de baile, el niño puede observar sus esfuerzos y mejorar aquellos aspectos en los que se ha equivocado. Algo que también aplican a su vida diaria, ya que aprenderán a esforzarse por las cosas que de verdad desean. La bailarina, coreógrafa y profesora de danza Asun Noales asegura que los niños «trabajan la disciplina y la perseverancia para la consecución de un objetivo, ya que los resultados no son inmediatos y requiere mucha voluntad”.

¡Os dejamos con un increíble vídeo de Pantene dedicado a las bailarinas! Gran ejemplo de cómo la perseverancia, el trabajo y la lucha dan los resultados soñados:

Posiciones básicas de los pies en la danza clásica

En la técnica de ballet existen diferentes posiciones de pies que se utilizan en todos los pasos de danza, ya sea para comenzarlos, en medio de un traslado o para finalizar el movimiento. Todos los bailarines, incluso los profesionales, realizan su ejercitación teniendo en cuenta estas posiciones básicas de los pies, ya que es realmente importante aprender a ejecutarlas teniendo en cuenta la correcta colocación postural y el debido trabajo muscular. De la firmeza y seguridad al hacer estas posiciones depende cómo podrás desenvolverte al intentar pasos de dificultad.

Tal y como publica la página web Body Ballet, éstas son las posiciones básicas de los pies en la danza clásica:

Posiciones básicas de pies

Fuente: Página web BodyBallet.

Primera posición

Los pies están completamente apoyados en el suelo, los talones en contacto y las puntas hacia fuera, de modo que los ejes de los pies forman una línea recta. Las piernas están estiradas y en contacto.

No es raro encontrar dificultades incluso en la primera posición. Es muy importante mantener en tensión piernas, glúteos, abdomen y espalda. Los pies han de estar abiertos dentro de límites realistas: de nada sirve abrir completamente para caerse un segundo después. El peso ha de estar más concentrado sobre las puntas de los pies que sobre los talones.

Segunda posición

Los pies se giran igual que en la primera posición pero con las piernas algos separadas. El espacio entre ellas debe ser equivalente al de un pie.

Tercera posición

El talón de un pie se pone contra la parte central del otro. La tercera posición de pies puede hacerse con la pierna izquierda o derecha adelante, de acuerda a la necesidad.

Cuarta posición

Los pies se cruzan de modo que el talón de un pie se encuentre a la misma altura que los dedos del otro y viceversa. Se debe dejar un espacio entre los pies equivalente al largo de un pie.

Quinta posición

Los pies se cruzan de modo que el talón de un pie toque el dedo del otro y viceversa.

Posiciones básicas pies danza clásica

Posiciones básicas pies danza clásica. / Página web Winx Club.

Lizt Alfonso: «La danza enseña a los niños a tener objetivos en la vida»

Lizt Alfonso, prestigiosa coreógrafa y bailarina cubana, ha concedido recientemente una entrevista en la que explica cuándo comenzó su pasión por la danza, con tan solo 4 años, y cómo se debe gestionar la danza entre los más pequeños.

Su vocación por el baile la llevó a fundar su propia compañía de danza, una de las más prestigiosas de Cuba, en la que todos los años se forman más de mil niños y jóvenes que, además de bailar, aprenden a tener objetivos en la vida. La compañía Lizt Alfonso Dance Cuba ha formado a grandes artistas que han logrado triunfar. El ejemplo más llamativo es el de la joven bailarina Ana Karla Suárez, protagonista principal del famoso videoclip «Bailando» de Enrique Iglesias, que ha dado la vuelta al mundo.

A continuación os dejamos con la entrevista completa a Lizt Alfonso –extraída del periódico digital cubano 14ymedio-, quien hace grandes aportaciones sobre la danza en relación con los niños.

lizt alfonso efe

La directora y coreógrafa cubana en una de sus clases. / EFE

PREGUNTA. Recibió su primera clase de ballet a los cuatro años. A los nueve ya creaba coreografías. ¿Cómo influyó en su infancia esa vocación tan temprana?

RESPUESTA. A los cuatro años vi por primera vez en mi vida un ballet, Coppelia, del Ballet Nacional de Cuba. Quedé fascinada y le dije a mi mamá: «Eso es lo que yo quiero hacer. A eso me quiero dedicar».

Tuve muchos obstáculos por el camino. En la edad del preuniversitario muchos de mis compañeros ni siquiera sabían a esas alturas, con 17 años, qué iban a estudiar y yo lo tenía definido. Quería mi propia compañía, hacer mis coreografías porque sabía que tenía algo que compartir con los demás.

Sería muy bueno para los niños en general poder definir desde una edad temprana su vocación. Los ayudaría a acortar el camino, la distancia hacia lograr un objetivo en el futuro.

P. ¿Cuáles son los principales valores que la danza aporta a la infancia?

R. Yo diría que todos, porque estudiar danza no es solo estudiar danza. Con la danza se estudia música, disciplina, se aprende a tener objetivos en la vida, se aprende rigor, estética. Se aprende a relacionarte con los demás, a tener sentido de grupo y a tener un desempeño individual dentro de un grupo. Y no solo aprenden los niños: aprenden las familias y aprenden los vecinos.

Los talleres vocacionales de la compañía tienen 22 años de creados. Por nuestras manos han pasado miles de niños y ya dos generaciones. Siento mucha satisfacción cuando veo que esos niños se han convertido en hombres y mujeres de bien. Y desarrollan una labor, sea o no en la danza, muy bien hecha, con seriedad, responsabilidad y compromiso.

P. ¿Cree que la danza es una buena herramienta para proteger los derechos de los niños?

R. Yo pienso que sí, todas las artes: la danza, la música, la pintura… cualquiera de ellas.

Aquí hemos tenido lamentablemente en algunos momentos casos de niños que han visto o vivido cosas terribles. O casos de niños autistas o con alguna dificultad fisicomotora. Y es increíble cómo se insertan dentro de este proceso. Y el grupo, lejos de hacerles rechazo, está ahí para canalizar esas dificultades. Este es un espacio donde (los niños) se sienten realizados, respetados y escuchados como seres humanos.

P. ¿Cuál es la importancia de la Convención sobre los Derechos del Niño?

R. Yo pienso que es de los más importantes pasos que se han dado en la historia para el respeto con los niños. Pero queda tanto por hacer… No es solamente que esté, es que podamos llevarla a efecto, que podamos ejecutarla. Tenemos que ponerla en práctica todos los días y en todo momento. No solo los gobiernos en cada país, estoy hablando de cada uno de nosotros como ciudadanos.

P. ¿Cuáles son los problemas más urgentes que se deben abordar en la protección a la infancia?

R. Muchos. La violencia es una cosa que a mí me marca profundamente. Que un niño sea violentado en cualquiera de sus maneras es algo terrible. Todos tenemos que estar atentos. También está el problema del trabajo infantil. Los niños tienen derecho a recibir una educación porque esas son las armas para defenderse en el futuro. Y otros son la alimentación o las drogas.

P. ¿Y en Cuba? ¿Cuáles son los retos en la defensa de la infancia en este momento de reformas económicas y sociales que vive el país?

R. No perder lo que hemos logrado, como la educación y la salud para los niños. Y poder evolucionar y avanzar porque nos hemos quedado rezagados en aspectos como Internet. Tenemos que conservar lo que hemos conseguido pero también abrirnos hacia las nuevas tecnologías y hacia la prosperidad en un país lleno de talento y de deseos de hacer y de trabajar. No hay que ponerle un techo a la gente.

P. ¿Qué diferencias ve entre su infancia y la que viven ahora los niños cubanos?

R. En algunos sentidos es mejor (la de ahora), tienen más opciones que las que tuve yo cuando era una niña. Y en otro sentido, hay que tener mucho cuidado y por eso me aferro al arte. Se está viviendo un mundo muy material, los valores espirituales empiezan a perder todo tipo de fuerza. Predomina el «yo te doy», «tú tienes», «yo ostento». Y no debe ser así.

En Cuba hubo un periodo especial de muchas carencias y los padres de hoy, los de mi generación, no quieren que los hijos tengan esa carencia. Pero todo no se les puede dar, los niños tienen que aprender también que cada cosa tiene un valor y que cuesta mucho trabajo tenerlas.

Niños hiperactivos en la clase de ballet

Por Maria Doval (bailarina, profesora de danza infantil y especialista en Danza Clásica)

Si hay una actividad beneficiosa para los niños con TDAH es la práctica del ballet. Pero para tratar estos casos es necesario una intervención desde diferentes ámbitos, que incluya un tratamiento farmacológico, psicológico, y la cooperación de padres y maestros.

En este sentido, la práctica del ballet es beneficiosa en si misma, pero requiere información y competencia por parte del profesor. No debemos olvidar que la danza ejerce en muchos casos como complemento terapéutico en variados trastornos y el TDAH, Trastorno por Déficit de Atención e Hiperactividad, es uno de los motivos por los cuales recibimos este tipo de alumnos en clase.

Cabe señalar, que a menudo son los educadores los que encienden la señal de alarma, ya que existe bastante desconocimiento sobre el tema, y en ocasiones los padres no tienen la información necesaria. También hay casos en que los padres no pueden, o no aceptan reconocer el trastorno que sufre el pequeño, o simplemente se niegan a hacer la consulta médica que exigimos, razón por la cual se hace bastante difícil actuar de manera unilateral sin la terapia psiquiátrica y la ayuda familiar necesarias. Resulta normal que muchos padres tengan miedos u otras preocupaciones debidas a falsos mitos que existen en torno al TDAH, como creer que es una forma de etiquetar a niños difíciles, o bien, que es un problema leve que desaparece con la edad. Podría afirmar que es muy frecuente advertir estas creencias en los padres, que suelen justificar la conducta de sus hijos con aquello de que “son pequeños”, sin más.

¿Qué niños pueden ser aceptados en la clase de ballet?

Aquellos que están diagnosticados y bajo tratamiento, y los pequeños cuyos padres están dispuestos a consultar con el pediatra si el profesor lo solicita. Niños que no reciben tratamiento alguno y entorpecen el desarrollo normal de las clases no pueden acceder a las mismas. Si el profesor no tiene apoyo familiar y médico, las clases de ballet no serán beneficiosas para el alumno.

Es preciso tener en cuenta que los niños con TDHA no requieren ningún tipo de clase especial ni diferenciada con respecto a otros niños. Los niños hiperactivos pueden y deben compartir sus actividades con el resto de sus compañeros bajo las intervenciones oportunas e individualizadas de su profesor que debe estar preparado para atender a estos casos. Los niños diagnosticados de TDHA no tienen porque considerarse con menor capacidad intelectual o desarrollo que otros niños de su edad.

¿Por qué son beneficiosas las clases de ballet para niños con TDHA?

Las clases de ballet son un método de terapia que encaja con certeza en lo que debería ser el tratamiento para los niños con este trastorno. Además, los niños con TDHA se inclinan por las actividades físicas.

  • El ballet es una disciplina correcta y lógicamente estructurada.
  • El ballet fomenta el autocontrol.
  • Establece rutinas y normas de trabajo y convivencia.
  • Está organizado en tareas cortas y variadas.
  • Estimula la memoria.
  • Las instrucciones del maestro suelen ser claras, cortas y precisas. La información está simplificada.
  • En las clases de ballet las rutinas están previamente pautadas, de modo que el niño sabe lo que viene primero y después, afianzando su autoconfianza.
  • Los cambios de ejercicios y el aprendizaje de nuevos pasos se realizan de forma lenta y gradual en el tiempo para evitar la ansiedad en los más pequeños.
  • Mejora la autoestima.
  • Promueve la búsqueda natural de logros y objetivos gratificantes para el niño.

Ballerina

Ahora bien, ¿Cuándo debemos advertir que tenemos un niño con TDHA en clase?

Los casos de TDHA son muy variados, aunque existen ciertos ítems que debemos tener en cuenta:

  • Si presenta rabietas constantes.
  • Si se aísla de sus compañeros.
  • Si su conducta es desorganizada.
  • Si es impulsivo o agresivo.
  • Si no atiende instrucciones simples.
  • Si no es capaz de mantener su atención en ninguna actividad.

Jamás debemos hacer una afirmación sin estar avalados por un diagnóstico médico preciso. No obstante es fundamental conversar con los padres y expresar lo que está pasando en las clases. Un niño que es incapaz de acatar indicaciones simples como sentarse, ponerse de pie, hacer un círculo, etc, tampoco es capaz de centrar su atención en ejecutar un paso de ballet sencillo o escuchar la música. Para que la clase sea eficaz debemos tener un diagnóstico y proceder en consecuencia.

¿Cómo podemos ayudar a estos niños?

La clase de ballet será a lo largo del tiempo una terapia positiva si añadimos ciertas pericias pedagógicas. Tenemos que saber que el ballet solo, o el tratamiento farmacológico aislado de normas y pautas de actuación no servirán de nada. La cooperación e intervención debe ser conjunta en el ámbito escolar, familiar y sanitario.

Para ello, los profesores debemos seguir buscando formación que nos ayude, siempre teniendo en cuenta las limitaciones que tenemos como educadores, ya que no somos competentes en otras áreas. No obstante, nuestra porción de trabajo es fundamental para el desarrollo social y cognitivo del pequeño.

Por tanto:

  • Debemos disponer ejercicios adecuados a sus capacidades y que ellos puedan realizar con éxito.
  • Debemos mostrar confianza en sus habilidades.
  • Reconocer su esfuerzo y sus logros.
  • Escuchar a los niños y dialogar. Dedicar unos minutos de la clase a conversar con ellos para que cuenten las novedades del día. Si alguno se ha peleado con un compañero del cole o ha tenido algún conflicto puede contarlo en clase de ballet donde las bailarinas intentamos ser su grupo de apoyo. La pertenencia a un grupo y el hecho de poder ser escuchado les aporta seguridad y confianza (no solo a los niños con TDHA, si no a todos en general)
  • Alternar ejercicios más intensos con otros más relajados. No es aconsejable fomentar la excitación del grupo durante un tiempo prolongado.
  • Establecer claramente las normas de la clase y pactarlas con todos.
  • Establecer las consecuencias de la transgresión de esas normas.
  • Repetir instrucciones si es necesario.
  • Dar responsabilidades simples. Cada día podemos elegir un ayudante del profesor que repartirá los materiales o ayudará a ordenar los CDS, o cualquier tarea sencilla que consideremos oportuna.

Por último, es preciso que los padres procuren buscar información si sospechan que sus hijos pueden padecer este trastorno. Y no dejar de visitar a su pediatra.

El niño en la danza: ¿cómo afrontar el miedo al rechazo?

«El sitio de la danza está en las casas, en las calles, en la vida» (Maurice Béjart, bailarín y coreógrafo)

La aceptación y el respeto dentro del ambiente familiar son importantes para que el niño se sienta libre a la hora de elegir aquello que le gusta. En muchas más ocasiones de las que creemos, los niños se sienten cohibidos y muestran recelo a bailar en público por miedo a que sus amigos, o su entorno, se rían de él. En caso de que así sea, ¿cómo debe afrontar el niño esta situación?

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Alta autoestima y autoconcepto positivo

Según la especialista en psicología infantojuvenil Maite Cobo, cuando un niño tiene muy claro que quiere dedicar parte de su tiempo al baile, debe ser mentalmente fuerte y mantenerse seguro de sí mismo. Un niño con una alta autoestima (que significaría escuetamente “quererse a sí mismo”) y un autoconcepto positivo (que él se vea bien a sí mismo) será capaz de superar el miedo a la opinión de los demás y podrá dar forma a su sueño.

Para poder lograrlo, y como explica la también orientadora educativa Maite Cobo, es imprescindible el apoyo total de los propios padres, ya que a edades tempranas siguen siendo el factor más importante para su crecimiento físico, mental y psicológico.

padres e hijoImma Abad, licenciada en psicología y especialista en psicología infantil, apoya totalmente esta idea y añade que “si un niño desarrolla seguridad y posee una fuerte autoestima es más difícil que los comentarios negativos de su entorno puedan hacerle daño”. Por lo tanto, la psicóloga Imma Abad recomienda ayudarles a crecer teniendo confianza en sí mismos, reforzando sus cualidades y dejando que puedan tomar pequeñas decisiones.

Aceptación y respeto de los padres

Por lo tanto, como revela Sara Martínez, psicóloga especialista en educación e intervención familiar, la acción no se debe enfocar hacia el niño, ya que poco podrá hacer si es pequeño. “Sólo podemos cambiar lo que siente a través de los padres. Si ellos lo aceptan, él lo vivirá con normalidad”, sentencia la psicóloga.

billy elliot santando 2Es importante entender y asimilar que la danza, además de ser un medio para que los niños se diviertan y disfruten con movimientos rítmicos del cuerpo, es una forma de comunicación artística y de expresión de emociones, sentimientos, pensamientos, imágenes y estados de ánimo del ser humano. Por ello, como explica la psicóloga infantojuvenil Maite Cobo, si el niño es capaz de superar el gran obstáculo del prejuicio que padece en la sociedad actual, será feliz y “sólo cuando nos dedicamos a lo que verdaderamente nos apasiona es cuando empezamos a brillar y a ser luz para los demás”.

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«El sitio de la danza está en las casas, en las calles, en la vida» (Maurice Béjart, bailarín y coreógrafo)

A pesar de que la danza es una actividad cada vez más demandada en el mundo infantil, resulta extraño ver en una clase de baile el mismo número de niñas que de niños. La práctica dancística sigue sin estar entre las primeras actividades extraescolares que los padres plantean a sus hijos. En consecuencia, éstos desconocen su existencia y se decantan por los deportes que siempre han sido más populares entre los chicos: fútbol, baloncesto, karate o natación.

recreo niños

Más niñas que niños

Tal y como expone Sergey Nifontov, titulado superior en Danza y director de la Academia Elegance de Alicante, el número de niños que acude a las clases es muy inferior al número de niñas. Según su opinión, los motivos de esta diferencia son varios, aunque destaca como principal la idea de que “esta actividad todavía no aparece en los primeros puestos en la mente de los padres”.

clase danza chico y chicaLa escasa popularidad que posee el baile entre los niños, debido a la poca publicidad que tiene, dificulta que los más pequeños se sientan atraídos por ella. Según Sergey Nifontov, también docente del Conservatorio Superior de Danza de Alicante, esto es un error, ya que cuando se elige una actividad para los niños es importante barajar un amplio espectro de posibilidades. “De esta forma será más probable acertar en la elección”, explica.

Lo mismo ocurre en la Escuela de Baile el Almacén de Zaragoza, donde su directora Mamen Mateo revela que el número de niños que participa en las clases es bajo, en proporción al número de niñas, aunque los niños cada vez muestran más interés en el mundo del baile.

Al igual que el director de la Academia Elegance, Mamen Mateo opina que esto se debe a que muchos padres deciden apuntan a sus hijos a deportes considerados tradicionalmente como masculinos. Sin embargo, la también profesora y bailarina destaca que cada vez son más los padres que deciden ir a informarse, ya que ven a sus hijos interesados por el baile. “Al ver que hay muy pocos niños, muchas veces los padres se echan para atrás”, puntualiza la directora de la Escuela de Baile el Almacén.

Mejor considerado que antes

danza niños y niñasPelículas como Billy Elliot o la llegada a la televisión de series y programas relacionados con el baile, ha hecho que la danza esté cada vez mejor considerada entre el género masculino. De hecho, Javier Sanz, profesor de baile y bailarín  profesional, asegura que a día de hoy no existe rechazo hacia los niños que practican danza, aunque sí que es cierto que “en los colegios es más habitual que se les oriente hacia otro tipo de deportes”.

Sin embargo, Sergey Nifontov, titulado superior en Danza y director de la Academia Elegance de Alicante, opina que, en cierta forma, “todavía existe en la actualidad un imaginario social que asocia la danza con las mujeres, y por tanto, atípico que la practiquen los hombres”. Para lograr superar esto, Nifontov asegura que, educando en la igualdad, está en nuestra mano modificarlo.

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Por Maite Cobo, psicóloga infantojuvenil y orientadora educativa

Nuestra sociedad bebe de la tradición, y la idea de que las niñas deben practicar ballet y los niños fútbol es una opinión generalizada desde hace décadas. La elegancia que acompaña al baile (especialmente al clásico) o la delicadeza y la suavidad que muestran sus movimientos, han ido generalmente asociados a lo femenino. Sin embargo, del género masculino se espera fuerza, competitividad, rudeza e incluso ciertas dosis de agresividad, ya que son variables que han sido utilizadas durante miles de años para la supervivencia de la comunidad, especialmente para ayudar a ancianos, mujeres y niños, figuras más débiles y que más necesitaban ser defendidos ante un posible ataque. Tal defensa venía de los hombres jóvenes del grupo y eso ha quedado a nivel filogenético en cada uno de nosotros, miembros de la especie humana.

¿Y se puede superar? . Hay aspectos asociados al ser humano que han tenido que moldearse y ser modificados porque no se concebían ya tras el desarrollo de una sociedad y, respecto a este tema que ahora tratamos, sucede igual. Se trata de un estereotipo plagado de prejuicios y, como tales, éstos deben ser erradicados. Los prejuicios no son algo inherente a la naturaleza humana sino que son aprendidos y, por ello, pueden ser modificados.

¿Qué tendremos que hacer para conseguir tales cambios? Tan sólo hay una variable que podemos utilizar para ello, y se trata del factor más importante que tiene nuestra sociedad: la educación. Y tal educación ha de originarse, en primer lugar, en nuestras casas. Nosotros los padres somos el origen del cambio, la chispa que hace que se consiga ver como algo normal el hecho de que nuestros niños dediquen parte de su tiempo al arte del baile y la danza.

Además de las familias, un segundo factor indispensable son los centros educativos, lugares donde se debe trabajar la educación en valores, independientemente del sistema educativo que haya en ese momento. Trabajar la educación en valores permitirá que nuestros hijos aprendan a respetar las aficiones de los demás, a tratar a los otros desde la igualdad y, al mismo tiempo, en la diferencia y, sobre todo, a que sean capaces de empatizar, es decir, de ponerse en el lugar del otro para entenderlo un poco mejor y aceptar que es diferente a mí, ni mejor ni peor.

En tercer lugar, no cabe duda del papel que juegan los medios de comunicación y, entre ellos, las redes sociales. Si en ellos se transmitiera normalidad hacia este tema, influiría enormemente a que dejara de verse como algo peculiar y raro. Me apena que no nos encontremos en nuestra cartelera (ni para niños ni para adultos) bailarines heterosexuales que protagonicen series o películas exitosas o de amplio alcance y que enamoren a la guapa protagonista; personalmente no me viene en estos momentos ninguna película o serie de TV del perfil que cito al respecto.

Y para acabar, no podemos olvidar la relevancia que tienen los iguales para nuestros hijos. A partir de los 8-9 años y en la adolescencia, los amigos y la opinión que éstos tengan en relación al baile, influirá mucho, tanto de forma positiva como negativa, según qué opinen al respecto. Tal vez yo sea la mamá de un hijo que quiera ser bailarín o cuyo amigo adore el baile, por ello yo tendré que educar a mi hijo en la diversidad y en el respeto, a fin de que él respete las aficiones de su amigo. Y como habréis visto, ya volvemos al principio de nuestro discurso donde aparecía el importante papel que juegan las familias.

Maite Cobo

Estudios: Licenciada en Psicología, Máster en Psicología Infantojuvenil y Máster en Orientación Educativa

Profesión actual: Consulta privada como psicóloga infantojuvenil y Orientadora Educativa.

Miembro del Colegio de Psicólogos de Andalucía Oriental

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Danza en familia: un juego entre padres e hijos

“La danza en familia favorece las relaciones afectivas»
(Leticia Morales, psicóloga, danzaterapeuta y profesora de danza en familia)

En muchas ocasiones, la falta de tiempo o el cansancio propicia que los padres no tengan el tiempo suficiente para pasar un rato lúdico con sus hijos, lo que hace que el contacto entre ellos se reduzca notablemente.

Para evitar estas situaciones, desde hace un tiempo las escuelas de danza se han puesto manos a la obra para ofrecer un espacio de encuentro en el que padres e hijos puedan disfrutar de la compañía mutua. Se trata de la danza en familia, un estilo de baile muy lúdico que tiene como objetivo hacer que la familia se reúna en un espacio común, con el objetivo de realizar una actividad donde se privilegie el diálogo, especialmente corporal, entre padres e hijos.

La edad recomendada para estas clases es muy variable, ya que puede haber niños de apenas 6 meses de edad.

¿Qué actividades se realizan en las clases?

Las clases de danza entre padres e hijos son muy abiertas y se realizan multitud de actividades. Sin embargo, su desarrollo depende de cómo lo plantee el profesor.

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Según Sonia González, titulada en Grado Superior de Danza, y profesora de danza y juego en familia en la Escuela de Danza Pilar Sánchez de Elche, en las clases se suelen trabajar los conceptos básicos del movimiento y de la danza, así como también el ritmo, la comunicación entre padres e hijos, la consolidación del vínculo entre ellos, y la vivencia de un encuentro juntos.

Ideas que apoya Mónica Lozano, bailarina y profesora de danza creativa entre padre e hijos, quien añade que la mayoría de las actividades que se realizan están apoyadas en el juego, el contacto, la improvisación y la música. Además, agrega que también hay momentos para la relajación y el masaje.

Asimismo, en las clases se suelen utilizar ciertos objetos y materiales, tales como: pelotas muy coloridas y blandas, telas de diversas texturas, pintura, sábanas, cuerdas, globos, instrumentos musicales, bolsas de nylon, etc. Es decir, se utilizan todo tipo de elementos que completan la actividad que se está realizando, para poder crear espacios diferentes y jugar dentro de ellos, además de favorecer aún más la parte lúdica y creativa de las clases.

En concreto, según explica Mónica Lozano, formada en Didáctica de la Danza y especialista en jóvenes y adolescentes, también hay actividades dirigidas, como por ejemplo: crear diferentes  maneras de saludarse juntos, de abrazarse, o de desplazarse de un punto a otro sin separarse.

¿Qué beneficios aporta al niño?

La danza en familia brinda un espacio de contacto lúdico entre padres e hijos, que no siempre se encuentra en la rutina diaria. “Estas actividades permiten poner en juego una serie de variables que escapan al lenguaje verbal, y que siempre van a favor de un vínculo más saludable”, explica la bailarina y profesora Mónica Lozano.

danzaenfamilia2En un sentido más concreto, la coreógrafa y profesora de danza en familia Sonia González subraya que con estas actividades se potencia bastante la autoestima del niño, la creatividad, el ritmo y la psicomotricidad.

Dada su experiencia en estas clases, Mónica Lozano revela que “por momentos, parece que los dos son niños, o los dos son adultos, tratando de encontrar acuerdos democráticos sobre la resolución de alguna pauta”. Además, ambos “buscan la mejor manera de hacer algo creativo, auténtico, original, que contenga los aportes de los dos, los entretenga y los haga disfrutar juntos”.

¿Qué beneficios aporta a la relación padre-hijo?

En concreto, estas actividades lúdicas mejoran el vínculo entre padres e hijos, amplían la capacidad de escucha y observación, abren nuevos canales de contacto y comunicación, favorecen la creatividad y la innovación, despiertan lo sorpresivo y la atención, tal y como manifiesta Mónica Lozano.

Junto a ello, Leticia Morales, psicóloga, danzaterapeuta y profesora de danza en familia, explica que las clases son un taller donde niños y los adultos pueden reencontrarse, compartir, expresar y comunicar a través del movimiento y la danza. “La danza en familia favorece las relaciones afectivas y un progreso armónico de la personalidad del niño/a”, acentúa Leticia Morales.

¿Cuál es el objetivo de las clases?

Por último, Leticia Morales, también licenciada en Pedagogía de la Danza, establece cuáles son los aspectos a trabajar en las clases de danza en familia:

– Favorecer un espacio donde cada uno pueda redescubrir su capacidad lúdica y disfrutar con creatividad, imaginación y sensibilidad.

– Compartir situaciones y experiencias en grupo que refuercen la comunicación y el vínculo entre padres e hijos/as.

– Ofrecer fuentes de inspiración que favorezcan la expresión libre y placentera de una manera guiada y sostenida.

– Reconocer, a través del movimiento, cuáles son los tipos de interacciones que establecemos con nuestros hijos/as.

– Experimentar nuevas formas de acercamiento al otro a través del contacto físico y el juego.

La danza en familia es, por tanto, una actividad que proporciona a la relación padre-hijo una gran dosis de armonía, complicidad y juego.

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La danza clásica -tanto en sus etapas de iniciación, como en los niveles superiores- desempeña un rol fundamental en todos los estilos de baile, ya que es la disciplina más completa y estructurada, desde el punto de vista pedagógico.

Como explica María Doval, bailarina y especialista en Danza Clásica, la iniciación al ballet abarca edades desde los 0 hasta los 8 o 9 años. De forma general, dentro de esta iniciación a la danza, se establecen los siguientes grados de formación: por un lado, el baby ballet, dirigido a niños y niñas desde los 2 o 3 años hasta los 5, y por otro lado, el preballet, enfocado a niños/as de 5 a 7 años, aproximadamente. Es a partir de los 8 o 9 años cuando los niños ya pueden acceder al estudio de la Danza Clásica en el campo de la técnica.

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En este sentido, es necesario aclarar que las edades de inclusión en los distintos grados varían levemente de unos centros de enseñanza a otros, puesto que durante estas edades la práctica de la danza no está regulada oficialmente. Es por ello que cada escuela organiza los grupos de edad atendiendo a su criterio –que suele regir por edad y por nivel de desarrollo físico-.

El baby ballet es, por tanto, el primer ciclo formativo de contacto con la danza y es imprescindible conocerlo en profundidad. Para ello, María Doval, bailarina, profesora y especialista en Danza Clásica, contesta a las siguientes preguntas y explica de forma desarrollada en qué consiste este estilo de baile infantil. Su amplia trayectoria en el mundo de la danza -40 años de experiencia- y su especialidad en formación de niños y jóvenes bailarines, la convierten en voz autorizada.

¿A quién se dirige el baby ballet?

El baby ballet está dirigido a niños/as de entre 2 o 3 años hasta los 5. Es una actividad en la que se recomienda que el niño no asista con su madre o su padre, ya que lo que se busca es fomentar la independencia del pequeño en sus primeras experiencias fuera de casa. Sin embargo, y aunque las clases duran de 30 a 45 minutos, siempre es recomendable la presencia parental cerca del aula ya que aún continúan siendo muy pequeños y vulnerables, sobre todo en las primeras clases. Es una etapa donde es importante formar grupos de alumnos reducidos y brindar una atención lo más personalizada posible.

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¿Qué se desarrolla más en el niño?

En esta modalidad, los niños practican habilidades motrices básicas, y utilizan una amplia variedad de música y accesorios que aumentan la autoconciencia, el control y la coordinación.

Las clases, de estructura simple y dinámica, contemplan el desarrollo de cuerpos sanos, fuertes y flexibles, utilizando y salvaguardando la flexibilidad natural del niño para un futuro en la danza y otras actividades físicas. Del mismo modo, también se potencia el desarrollo positivo de sus habilidades cognitivas, sociales y emocionales.

Todo ello en un espacio para la expresión y la creatividad, que le ayude a promover su autoestima y el pensamiento independiente.

¿Qué se hace en las clases?

bayballet4Tanto en el baby ballet como en el preballet (etapas de iniciación a la Danza Clásica) comienzan a establecerse las rutinas previas para conformar la clase de ballet -suelo, barra, centro, diagonales- a través del juego, la improvisación y esquemas coreográficos muy simples.

Además, se trabaja el mantenimiento y consolidación de la plasticidad de los niños, donde se incluye una gran porción de ejercicios de flexibilidad y elasticidad. Estas actividades son ejecutadas por los niños con enorme facilidad, mientras aprenden a conocer y a manejar sus habilidades de forma muy divertida.

No obstante, hay que informar a los padres que jamás se debe forzar en exceso sus capacidades ni llegar a situaciones de dolor -bajo ningún concepto-, ya que el objetivo no es perfeccionar movimientos, si no que la finalidad es que los pequeños se acostumbren a ejercitar su destreza de forma natural y desarrollen sus potenciales, para que, más tarde, aquellos que se dediquen más seriamente a la danza o al baile, tengan un camino más franco en los entrenamientos complejos o exigentes.

¿Qué tipo de vestuario se utiliza?

La indumentaria para las clases es la específica para cualquier clase de ballet. Es necesario usar prendas que no obstaculicen el movimiento y que destaquen la silueta del alumno, para ver claramente cada parte del cuerpo. De ese modo, se facilita al profesor poder hacer las correcciones necesarias.

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Las niñas utilizan medias, maillot, falda, zapatillas de media punta y el pelo recogido en un moño. En el caso de las niñas, el peinado es muy importante, y es preciso hacer el moño correctamente y con muchas horquillas, a fin de que el peinado no llegue a estropearse en el transcurso de la clase. Los niños, por su parte, pueden llevar pantalones cortos, camiseta, calcetines y zapatillas de media punta. Junto a ello, los colores son de acuerdo a las preferencias del profesor o academia.

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Opinión de expertos: María Doval. Aprender bailando

Beneficios de practicar danza a edades tempranas

«Practicar danza tiene beneficios integrales en nuestro cuerpo» (Sonia González, bailarina y coreógrafa)

Los beneficios de practicar cualquier tipo de danza a edades tempranas son múltiples e integrales, ya que pueden tener un efecto terapéutico en todos los aspectos psicomotores de los niños. Siendo la danza, además, un valor adquirido para todas las parcelas de la vida.

Higiene postural y desarrollo físico

En concreto, y según la bailarina María Doval, quien tiene más de 40 años de experiencia en el mundo de la danza, a través del baile se enseña a los niños a conseguir una buena postura corporal o a corregir malos hábitos posturales, así como también a mejorar los casos de pies planos (siempre que el ejercicio sea regular y prolongado).

Del mismo modo, la bailarina y directora de Scenia Escuela de Danza y Música de Madrid Eva Escoda comparte estas ideas y asegura que los beneficios de todas las disciplinas de la danza infantil son innumerables. Sin embargo, destaca la ayuda que proporciona al desarrollo de la motricidad fina y gruesa, y a la mejora de los reflejos y la agilidad.

Desarrollo socio-afectivo y creatividad

Pero los beneficios no acaban en el desarrollo físico, sino que también proporciona una importante ayuda a nivel mental. María Doval, profesora de Danza Clásica y especialista en formación de niños y jóvenes bailarines, destaca que el baile favorece el reconocimiento de la coordinación del cuerpo, fomenta el sentido de la sensibilidad musical, estimula la atención, contribuye al desarrollo socio-afectivo y emocional, y promueve el equilibrio, la gracia, y la expresión creativa y artística.

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En palabras de María Doval, el papel del maestro es fundamental para que el niño aprenda dentro de un espacio ameno: “La enseñanza del respeto por uno mismo y por los demás, con tolerancia, cariño y comprensión, les ayuda a fortalecer su autoestima y a relacionarse satisfactoriamente con su entorno, a la vez que se desenvuelven en actividades de coordinación, destreza y comunicación, conociendo el cuerpo con sus límites y posibilidades”.

Como complemento a estas características, la profesora de danza Eva Escoda destaca que la práctica dancística en los más pequeños les aporta disciplina, el desarrollo del oído, la expresión corporal, la memoria, mejora las relaciones interpersonales mediante el trabajo en equipo, y desarrolla la creatividad y la sensibilidad.

Beneficios integrales

Por lo tanto, no se puede establecer qué aspectos se potencian o se desarrollan más en el niño, ya que se intenta ofrecer una formación global. Cada niño va despertando sus capacidades consiguiendo enriquecerse en distintas áreas. “Unos adoptan mayor confianza en sí mismos y mejoran notablemente la timidez, otros se sienten fascinados con la belleza de la música, a algunos les encanta crear sus propios bailes, y a otros, en cambio, les motiva saltar y girar”, revela la bailarina y profesora María Doval.

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