¿Cómo prevenir y curar las ampollas y los callos?

«Si algo es sagrado, ése es el cuerpo humano» (Walt Whitman, poeta, ensayista, periodista y humanista)

Durante la edad infantil los niños tienen los pies muy sensibles, ya que todavía no se han habituado a la práctica de la danza. Esta característica les hace más vulnerables a sufrir ampollas o callosidades, y aprender a curarlas resulta imprescindible para que las clases se puedan desarrollar sin molestias.

Ampollas: molestia frecuente en la danza

Lamentablemente, las ampollas son muy frecuentes en la danza, principalmente en los alumnos y alumnas que realizan trabajo de puntas. Las ampollas suelen aparecer por un roce entre la piel y el calzado, o bien, entre la media y la piel, ya que la media roza el interior del calzado.

Sin embargo, como explica María Doval, bailarina, profesora de danza infantil y especialista en Danza Clásica, estas lesiones responden a un descuido por parte del alumno que, a menudo, olvida proteger sus pies con el vendaje adecuado.

Pero, ¿cómo proteger los pies de las ampollas?

proteger dedos deniaComo explica la bailarina y especialista en Danza Clásica María Doval, para prevenir las ampollas siempre se aconseja el vendaje de los dedos o las zonas del pie que puedan resultar afectadas por el roce de las zapatillas. “Debe vendarse cada dedo, uno por uno, con tiritas suficientes o esparadrapo adhesivo, que resulta muy práctico”, especifica.

Además,  según la fisioterapeuta Carolina Ruiz, es muy importante no estallar las ampollas, sino que se deben mantener secas y protegidas. Una recomendación que apoya la bailarina María Doval, quien además añade que nunca se debe quitar la piel que recubre la ampolla, ya que el dolor aumenta y se corre riesgo de infección.

Sin embargo, una vez se ha producido el roce, la profesora y bailarina aconseja usar Compeed Ampollas o cualquier otro producto similar de carácter farmacéutico.

Callos y durezas

El movimiento constante de pies y la fuerza en el apoyo al bailar hace que los niños puedan sufrir callosidades en algún momento. Un callo es un engrosamiento de la parte externa de la piel, que se forma como medida de protección ante un estímulo constante.

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Según aconseja la fisioterapeuta especialista en danza Carolina Ruiz, lo ideal es limarlos con una piedra pómez o con una lima para pies. Junto a ello, avisa que nunca hay que cortarlos, pues esa piel tiende a sangrar mucho y es muy doloroso. Además, se corre el riesgo de infección.

Pese a que no ser una lesión, los callos suelen ser incómodos y hay que saber cuidarlos para evitar que se resquebraje la piel por sequedad y falta de cuidado. La bailarina de danza clásica María Doval asegura  lo importante es mantener los pies bien hidratados a diario y llevar calzado cómodo fuera de clase.

“Si el alumno siente dolor su trabajo se verá mermado y el rendimiento no será óptimo”, sentencia la profesora de danza infantil María Doval.

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¿Cómo prevenir las lesiones en la danza infantil?

¿Cómo prevenir las lesiones en la danza infantil?

«Si algo es sagrado, ése es el cuerpo humano» (Walt Whitman, poeta, ensayista, periodista y humanista)

La disciplina de la danza requiere de una gran dedicación, tanto dentro como fuera de las clases. A pesar de que a edades tempranas la danza es una actividad lúdica, resulta fundamental que los niños conozcan su cuerpo y aprendan a cuidarlo. La etapa infantil se caracteriza por el desarrollo del cuerpo del niño, lo que le hace ser más vulnerable a las lesiones.

Según la Dra. Emilia Pérez, especialista en Medicina de la Danza, las lesiones se pueden prevenir, ya que casi todas son consecuencia de problemas de técnica o de cambios bruscos de crecimiento. De ese modo, resulta fundamental prestar atención a los consejos para prevenir las molestias y lesiones en la danza infantil.

1. Conocer el cuerpo

Es importante que desde pequeños los niños empiecen a conocer su cuerpo y a saber cómo funciona. De ese modo, y como recoge la web experta en danza Life while we dance, les resultará más fácil adaptarse a las clases y aprenderán a detectar sus límites, así como a trabajar con sus verdaderas posibilidades. Cuanto más conozcan su cuerpo, mejor podrán trabajarlo.

2. Preparación y técnica

tres niñas estiran en balletEl calentamiento tiene como objetivo principal preparar el cuerpo para la actividad física que se va a realizar. Tener un buen calentamiento previo a la clase ayuda a los músculos y articulaciones a estar preparados para una actividad más intensa, lo que disminuye significativamente el riesgo de lesiones.

Según María Doval, bailarina, profesora de danza infantil y especialista en Danza Clásica, “enseñar las técnicas de ejecución apropiadas para cada movimiento” es clave para prevenir las lesiones. Además, la profesora de danza infantil añade que “cuando surge una lesión es porque el ejercicio no se ha realizado adecuadamente”.

Como explica la web especializada en danza Danzaralia, algunas de las principales causas de lesiones en los más pequeños son: un calentamiento insuficiente, la falta de entrenamiento específico, la mala distribución de las clases, la insuficiente preparación después de periodos de inactividad o el desequilibrio muscular.

3. Factores psicológicos

niña en clase de ballet sentadaAsí como preparamos nuestro cuerpo físicamente, también es importante prepararlo mentalmente. De ese modo, los profesores deben enseñar a los niños a trabajar la concentración para que inicien las clases poniendo más atención en su cuerpo, en la técnica que están trabajando y en la postura correcta para desarrollarla.

Del mismo modo, el espíritu competitivo desmesurado de muchos niños hace que fuercen sus músculos y sus huesos más de lo que deberían. Por ello es importante que el niño no sienta presiones externas de ningún tipo y entienda la danza como una actividad lúdica.

4. Buenos hábitos de descanso

Estar bien descansados ayuda a los niños a rendir en plenitud en sus clases. Además, el cansancio excesivo puede provocar un descuido que derive en alguna lesión. Según la Dra. Emilia Pérez, especialista en Medicina de la Danza, los niños “deben dormir de 8 a 10 horas al día” para lograr un buen rendimiento.

 5. Exigencia física

piernas estirando niñas balletCopiarLa técnica de la danza requiere de un trabajo progresivo y constante en el tiempo, sumado a una buena preparación física. Es por ello que los niños deben dedicar tiempo a fortalecer sus músculos, ya que eso les ayudará a proteger sus articulaciones y a tener un mejor dominio de la técnica. “Los niños deben tener un buen acondicionamiento físico”, subraya la doctora Emilia Pérez.

Además, el niño debe entender que no debe realizar movimientos para los que su cuerpo todavía no está preparado. “Hay que advertirles acerca del dolor que puede causar una lesión e impedir que cometan imprudencias”, destaca la profesora de danza infantil María Doval.

Como explica la web especializada en danza Danzaralia, la correcta alineación de los ejes del cuerpo, el grado de amplitud de los movimientos articulares, la buena elasticidad de los músculos, la fuerza muscular, el equilibrio, la resistencia y una adecuada relación entre peso y altura son fundamentales para prevenir las molestias y lesiones en los pequeños bailarines.

6. Buena alimentación

Una dieta ideal debe aportar al niño los sustratos energéticos necesarios, en cantidad y en el tiempo adecuado, para poder realizar con éxito el ejercicio físico. “Hay alumnos que no se alimentan bien y, por lo tanto, no tienen fuerza suficiente para resistir las clases y los ejercicios que requieren un esfuerzo físico importante”, relata Pilar Sánchez, bailarina, profesora y coreógrafa.

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Emilia Pérez, doctora especialista en Medicina de la Danza, destaca que los niños deben “cuidar la alimentación y llevar una dieta variada y sana. Concretamente, recomienda dar a los niños “aportes vitamínicos, en especial vitamina C, si tienen una lesión del aparato locomotor”.

De ese modo, las dietas incorrectas, el sobrepeso, el bajo peso, la fatiga, la anemia o la falta de hidratación hacen que el niño sea mucho más vulnerable a las lesiones que un niño que lleve una dieta completa y equilibrada.

7. Recomendaciones médicas

Es importante siempre obedecer las recomendaciones médicas, ya que si se ignoran los consejos de los especialistas, las molestias pueden convertirse en lesiones graves. Esto resulta verdaderamente importante en la edad infantil, ya que, como explica la doctora Emilia Pérez, los niños están en una época de crecimiento, por lo que si presentan alguna lesión hay que acudir al médico y no dejarlas pasar.

“En la adolescencia aconsejo un examen de medicina de la danza para descartar posibles futuras lesiones y adaptarse en la clase de danza”, añade la doctora especialista en Medicina de la Danza.

8. Factores ambientales

Prestar atención a los factores ambientales que rodean la clase también resulta fundamental para prevenir lesiones. Según explica la profesora de danza infantil y especialista en Danza Clásica María Doval, “utilizar los materiales de clase apropiados (colchonetas, barras fijas, espejos de pared) y trabajar en instalaciones en condiciones de seguridad resulta primordial”.

Asimismo, añade que traer a clase las zapatillas de ballet según las recomendaciones del maestro es fundamental, ya que el uso de calcetines provoca resbalones y falta de equilibrio.

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Del mismo modo, resulta imprescindible que los suelos estén correctamente acondicionados para mantener a salvo los músculos y huesos de los niños, sobre todo en el trabajo de puntas, giros y saltos.

Junto a ello, como explican en la web especializada en danza Danzaralia, la temperatura puede ser otro factor importante en la prevención de lesiones. Si los niños entrenan en un ambiente frío, hay que poner especial atención al calentamiento. Por el contrario, si se entrena en un lugar con temperaturas altas, habrá que cuidar la pérdida de agua, debido al sudor. Además, los cambios bruscos de temperatura provocan lesiones.

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Niños hiperactivos en la clase de ballet

Por Maria Doval (bailarina, profesora de danza infantil y especialista en Danza Clásica)

Si hay una actividad beneficiosa para los niños con TDAH es la práctica del ballet. Pero para tratar estos casos es necesario una intervención desde diferentes ámbitos, que incluya un tratamiento farmacológico, psicológico, y la cooperación de padres y maestros.

En este sentido, la práctica del ballet es beneficiosa en si misma, pero requiere información y competencia por parte del profesor. No debemos olvidar que la danza ejerce en muchos casos como complemento terapéutico en variados trastornos y el TDAH, Trastorno por Déficit de Atención e Hiperactividad, es uno de los motivos por los cuales recibimos este tipo de alumnos en clase.

Cabe señalar, que a menudo son los educadores los que encienden la señal de alarma, ya que existe bastante desconocimiento sobre el tema, y en ocasiones los padres no tienen la información necesaria. También hay casos en que los padres no pueden, o no aceptan reconocer el trastorno que sufre el pequeño, o simplemente se niegan a hacer la consulta médica que exigimos, razón por la cual se hace bastante difícil actuar de manera unilateral sin la terapia psiquiátrica y la ayuda familiar necesarias. Resulta normal que muchos padres tengan miedos u otras preocupaciones debidas a falsos mitos que existen en torno al TDAH, como creer que es una forma de etiquetar a niños difíciles, o bien, que es un problema leve que desaparece con la edad. Podría afirmar que es muy frecuente advertir estas creencias en los padres, que suelen justificar la conducta de sus hijos con aquello de que “son pequeños”, sin más.

¿Qué niños pueden ser aceptados en la clase de ballet?

Aquellos que están diagnosticados y bajo tratamiento, y los pequeños cuyos padres están dispuestos a consultar con el pediatra si el profesor lo solicita. Niños que no reciben tratamiento alguno y entorpecen el desarrollo normal de las clases no pueden acceder a las mismas. Si el profesor no tiene apoyo familiar y médico, las clases de ballet no serán beneficiosas para el alumno.

Es preciso tener en cuenta que los niños con TDHA no requieren ningún tipo de clase especial ni diferenciada con respecto a otros niños. Los niños hiperactivos pueden y deben compartir sus actividades con el resto de sus compañeros bajo las intervenciones oportunas e individualizadas de su profesor que debe estar preparado para atender a estos casos. Los niños diagnosticados de TDHA no tienen porque considerarse con menor capacidad intelectual o desarrollo que otros niños de su edad.

¿Por qué son beneficiosas las clases de ballet para niños con TDHA?

Las clases de ballet son un método de terapia que encaja con certeza en lo que debería ser el tratamiento para los niños con este trastorno. Además, los niños con TDHA se inclinan por las actividades físicas.

  • El ballet es una disciplina correcta y lógicamente estructurada.
  • El ballet fomenta el autocontrol.
  • Establece rutinas y normas de trabajo y convivencia.
  • Está organizado en tareas cortas y variadas.
  • Estimula la memoria.
  • Las instrucciones del maestro suelen ser claras, cortas y precisas. La información está simplificada.
  • En las clases de ballet las rutinas están previamente pautadas, de modo que el niño sabe lo que viene primero y después, afianzando su autoconfianza.
  • Los cambios de ejercicios y el aprendizaje de nuevos pasos se realizan de forma lenta y gradual en el tiempo para evitar la ansiedad en los más pequeños.
  • Mejora la autoestima.
  • Promueve la búsqueda natural de logros y objetivos gratificantes para el niño.

Ballerina

Ahora bien, ¿Cuándo debemos advertir que tenemos un niño con TDHA en clase?

Los casos de TDHA son muy variados, aunque existen ciertos ítems que debemos tener en cuenta:

  • Si presenta rabietas constantes.
  • Si se aísla de sus compañeros.
  • Si su conducta es desorganizada.
  • Si es impulsivo o agresivo.
  • Si no atiende instrucciones simples.
  • Si no es capaz de mantener su atención en ninguna actividad.

Jamás debemos hacer una afirmación sin estar avalados por un diagnóstico médico preciso. No obstante es fundamental conversar con los padres y expresar lo que está pasando en las clases. Un niño que es incapaz de acatar indicaciones simples como sentarse, ponerse de pie, hacer un círculo, etc, tampoco es capaz de centrar su atención en ejecutar un paso de ballet sencillo o escuchar la música. Para que la clase sea eficaz debemos tener un diagnóstico y proceder en consecuencia.

¿Cómo podemos ayudar a estos niños?

La clase de ballet será a lo largo del tiempo una terapia positiva si añadimos ciertas pericias pedagógicas. Tenemos que saber que el ballet solo, o el tratamiento farmacológico aislado de normas y pautas de actuación no servirán de nada. La cooperación e intervención debe ser conjunta en el ámbito escolar, familiar y sanitario.

Para ello, los profesores debemos seguir buscando formación que nos ayude, siempre teniendo en cuenta las limitaciones que tenemos como educadores, ya que no somos competentes en otras áreas. No obstante, nuestra porción de trabajo es fundamental para el desarrollo social y cognitivo del pequeño.

Por tanto:

  • Debemos disponer ejercicios adecuados a sus capacidades y que ellos puedan realizar con éxito.
  • Debemos mostrar confianza en sus habilidades.
  • Reconocer su esfuerzo y sus logros.
  • Escuchar a los niños y dialogar. Dedicar unos minutos de la clase a conversar con ellos para que cuenten las novedades del día. Si alguno se ha peleado con un compañero del cole o ha tenido algún conflicto puede contarlo en clase de ballet donde las bailarinas intentamos ser su grupo de apoyo. La pertenencia a un grupo y el hecho de poder ser escuchado les aporta seguridad y confianza (no solo a los niños con TDHA, si no a todos en general)
  • Alternar ejercicios más intensos con otros más relajados. No es aconsejable fomentar la excitación del grupo durante un tiempo prolongado.
  • Establecer claramente las normas de la clase y pactarlas con todos.
  • Establecer las consecuencias de la transgresión de esas normas.
  • Repetir instrucciones si es necesario.
  • Dar responsabilidades simples. Cada día podemos elegir un ayudante del profesor que repartirá los materiales o ayudará a ordenar los CDS, o cualquier tarea sencilla que consideremos oportuna.

Por último, es preciso que los padres procuren buscar información si sospechan que sus hijos pueden padecer este trastorno. Y no dejar de visitar a su pediatra.

Estilos de baile en la danza infantil (Parte I)

«Si pudiera decirte lo que se siente, no valdría la pena bailarlo» (Isadora Duncan, bailarina y coreógrafa)

Actualmente, existe una amplia y diversa oferta de actividades en danza infantil. Cada vez más, las academias de nuestro país se especializan en ofrecer una mayor variedad de estilos dirigidos a niños y niñas, de entre 0 y 12 años.

Entre los más conocidos y practicados se encuentra la danza clásica, la danza contemporánea, el flamenco, la danza española, el funky, el hip hop, las danzas étnicas, los bailes de competición o danza social, y los musicales. Así como también, la zumba, el jazz o el tap.

En este sentido, es necesario aclarar que las edades de inclusión en los distintos estilos y grados varían levemente de unos centros de enseñanza a otros, puesto que durante estas edades la práctica de la danza no está regulada oficialmente. Es por ello que cada escuela organiza los grupos de edad atendiendo a su criterio –que suele regir por edad y por nivel de desarrollo físico-.

Pero, además de estos estilos populares, también podemos encontrar la danza integrada dentro de la gimnasia rítmica, el patinaje artístico, la natación sincronizada u otros deportes. Entre otros motivos, la práctica de la danza dentro de estas actividades tiene su origen en la buena colocación del cuerpo que se deriva de su práctica, y que es tan necesaria para estos deportes.

Preballet: iniciación a la danza clásica

El preballet es la etapa de iniciación a la Danza Clásica. En ella se introduce gradualmente el estudio de las primeras rutinas del ballet  -suelo, barra, centro, diagonales-, a través del juego, la improvisación y esquemas coreográficos muy simples.

Estas clases están enfocadas a niños/as de 5 a 7 años –aproximadamente-, aunque varía en función de las escuelas. Como explica María Doval, bailarina y especialista en Danza Clásica, el preballet combina instrucciones de ballet muy básicas, dado que los niños menores de 7 años no son capaces aún de mantener la concentración durante el tiempo suficiente como para poder integrar con éxito la técnica clásica. Además, añade que “carecen del control muscular necesario para realizar con seguridad ciertos movimientos del ballet”.

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Las clases de preballet se suelen estructurar del mismo modo en todas las escuelas. En concreto, y según Sara Benítez, reconocida bailarina y profesora de ballet en el Centro de Danza y Arte de Madrid (CDAM), las clases se estructuran de la siguiente manera:

Primera parte: Las clases comienzan con un calentamiento para preparar el cuerpo y la mente, para el ejercicio que van a realizar.

Segunda parte: Según las edades, se realizan ejercicios de suelo, para que los más pequeños puedan desarrollar flexibilidad, y adquirir fuerza y control.

Tercera parte: Se sigue con ejercicios de barra donde los alumnos empiezan a aprender el control postural y los diferentes pasos básicos del ballet.

Cuarta parte: Se realizan ejercicios en el centro que requieren de mayor movilidad, dinamismo y dificultad. Los ejercicios se combinan con pequeñas coreografías –variaciones- y juegos dinámicos.

Última parte: Se termina con un estiramiento y reverencia de despedida.

Según Sonia González, bailarina y profesora de preballet en la escuela de danza Pilar Sánchez de Elche, los beneficios de su práctica a estas edades son integrales: “Se aprende la disciplina de la danza, y también se desarrolla la musicalidad, la psicomotricidad, el equilibrio, la espacialidad, la autoestima, la atención y el trabajo en grupo”.

En cuanto al vestuario, todas las escuelas con las que MiniDanza ha contacto coinciden en señalar que las niñas han de utilizar medias, maillot, falda, zapatillas de media punta y el pelo recogido en un moño. En el caso de las niñas, el peinado es muy importante, y es preciso hacer el moño correctamente y con muchas horquillas, a fin de que el peinado no llegue a estropearse en el transcurso de la clase. Los niños, por su parte, pueden llevar pantalones cortos, camiseta, calcetines y zapatillas de media punta.

Danza clásica: técnica, disciplina y dedicación

danzaclasica1A partir de los 8 o 9 años los niños pueden acceder ya al estudio de la Danza Clásica en el campo de la técnica. En esta ocasión, las clases requieren de un mayor grado de complejidad, dedicación, compromiso y entrenamiento regular –pautas que no todos los niños o adolescentes están dispuestos a asumir-

Según María Doval, bailarina con más de 40 años de experiencia en el mundo de la danza, las clases de Danza Clásica -o Ballet Académico- se estructuran en dos apartados principales: el trabajo de barra y el de centro.

La clase se inicia con ejercicios de barra, calentando el cuerpo progresivamente y ayudando a mejorar la postura, la fuerza y la movilidad. El trabajo de centro se basa en los ejercicios realizados en la barra y va desde los pasos más sencillos hasta los más complejos (variable de acuerdo el nivel de aprendizaje en que se encuentra el alumno).

Además, la también profesora de Danza Clásica infantil María Doval, añade que “todas las clases incluyen el estiramiento y la elongación, y más tarde se añaden lecciones de repertorio y paso a dos”. También es importante señalar que a partir del tercer o cuarto año de estudio regular del Ballet, los alumnos pueden iniciarse en el trabajo de puntas y variaciones.

En cuanto al vestuario requerido, es el mismo que el demandado para el preballet. “Es necesario que los niños vayan uniformados con las mallas y el mallot en las clases para que los profesores podamos observar adecuadamente el cuerpo del niño y su colocación, y de esa manera poder corregir la postura”, explica de forma detallada la profesora de Danza Clásica Sonia González.

Danza creativa: iniciación a la danza contemporánea

La danza creativa es la etapa de iniciación a la Danza Contemporánea y suele estar dirigida a niños/as a partir de los 5 años hasta los 11 o 12, momento en el que pasarían a tomar clases de Danza Contemporánea –aunque las franjas de edad siempre dependen de la escuela-.

danzacontemporanea1Según Sonia González, también profesora de danza creativa y codirectora de la escuela de danza Pilar Sánchez de Elche, explica que en estas clases se trabajan los conceptos básicos de la Danza Contemporánea: introducción a la técnica, improvisación y composición.

Una forma de presentar las clases con la que coincide Eva Escoda, licenciada en Pedagogía de la Danza y directora de la Escuela de Danza y Música Scenia, quién añade, además, que se trata de clases divertidas en las que se introduce a los niños en los principios básicos que integran la danza moderna y la expresión corporal. “Se desarrolla la armonía postural, el uso de las energías corporal y espacial, la expresividad del movimiento, y se estimula la creatividad y el gusto por bailar”, sentencia la bailarina Escoda.

Danza contemporánea: estilo, musicalidad y diversión

La edad recomendada para empezar a tomar clases de Danza Contemporánea son los 11 años –aunque siempre dependerá de la escuela-. Se trata de un estilo de baile muy amplio y diverso que engloba muchos estilos. Por ese motivo, los profesores intentan hacer un programa variado, para que cuando los alumnos entren en un grado superior tengan bastantes conocimientos sobre la Danza Contemporánea.

Una manera de plantear las clases que apoya Sonia González, bailarina, coreógrafa y profesora de Danza Contemporánea en todos los niveles, quien añade: “Les enseñamos técnicas distintas para que sean bailarines versátiles. Además, también trabajamos la improvisación y la composición”.

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En concreto, y según Lara Rodríguez, bailarina y profesora de baile moderno en CDAM, las clases se estructuran de la siguiente forma:

Primera parte: Se comienza con un calentamiento en el suelo, que termina con un pequeño juego para aumentar el ritmo cardíaco.

Segunda parte: A continuación, se trabajan los ejercicios que requieren mayor esfuerzo a nivel técnico: giros, saltos a diferentes alturas, desplazamiento y encadenamiento de pasos. Más tarde, se trabaja una pequeña coreografía (de cualquiera de los estilos que engloba la Danza Contemporánea).

Tercera parte: La clase finaliza con un estiramiento.

En cuanto a los beneficios que tiene su práctica en los más pequeños, la profesora Sonia González destaca que lo que más se potencia en las clases de Danza Contemporánea es la creatividad -mucho más que en el ballet-. “Su práctica también potencia el desarrollo personal. Es decir, los niños aprenden a desarrollar su propio movimiento y su personalidad artística”, subraya la profesora.

De hecho, por regla general, y según Sonia González, los alumnos se sienten más libres al bailar contemporáneo, ya que tienen más libertad de movimiento –aunque siempre dependerá de la técnica que se esté trabajando-.

Junto a ello, es también importante conocer que una buena base de clásico puede ayudar a mejorar en las clases de contemporáneo. Sin embargo, y como explica la bailarina profesional Sonia González, a pesar de esta afirmación, cuando los niños empiezan a hacer contemporáneo tienen que hacer un esfuerzo por trabajar de forma contraria o distinta a como lo hacen en ballet. “En cambio, la gente que hace contemporáneo aplica lo que hace en esta técnica al clásico y mejora en este último”, revela.

En cuanto al vestuario, éste no sigue unas pautas tan estrictas como en el caso del ballet. Lo importante es llevar ropa cómoda (mejor ropa ajustada para que los profesores puedan ver bien la postura corporal) que les permita ejecutar con libertad todos los movimientos, los pies descalzos y el pelo recogido para que no les moleste al bailar.

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«El ballet es imprescindible en todos los estilos» (Sonia González, bailarina y coreógrafa)

La danza clásica -tanto en sus etapas de iniciación, como en los niveles superiores- desempeña un rol fundamental en todos los estilos de baile, ya que es la disciplina más completa y estructurada, desde el punto de vista pedagógico.

Como explica María Doval, bailarina y especialista en Danza Clásica, la iniciación al ballet abarca edades desde los 0 hasta los 8 o 9 años. De forma general, dentro de esta iniciación a la danza, se establecen los siguientes grados de formación: por un lado, el baby ballet, dirigido a niños y niñas desde los 2 o 3 años hasta los 5, y por otro lado, el preballet, enfocado a niños/as de 5 a 7 años, aproximadamente. Es a partir de los 8 o 9 años cuando los niños ya pueden acceder al estudio de la Danza Clásica en el campo de la técnica.

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En este sentido, es necesario aclarar que las edades de inclusión en los distintos grados varían levemente de unos centros de enseñanza a otros, puesto que durante estas edades la práctica de la danza no está regulada oficialmente. Es por ello que cada escuela organiza los grupos de edad atendiendo a su criterio –que suele regir por edad y por nivel de desarrollo físico-.

El baby ballet es, por tanto, el primer ciclo formativo de contacto con la danza y es imprescindible conocerlo en profundidad. Para ello, María Doval, bailarina, profesora y especialista en Danza Clásica, contesta a las siguientes preguntas y explica de forma desarrollada en qué consiste este estilo de baile infantil. Su amplia trayectoria en el mundo de la danza -40 años de experiencia- y su especialidad en formación de niños y jóvenes bailarines, la convierten en voz autorizada.

¿A quién se dirige el baby ballet?

El baby ballet está dirigido a niños/as de entre 2 o 3 años hasta los 5. Es una actividad en la que se recomienda que el niño no asista con su madre o su padre, ya que lo que se busca es fomentar la independencia del pequeño en sus primeras experiencias fuera de casa. Sin embargo, y aunque las clases duran de 30 a 45 minutos, siempre es recomendable la presencia parental cerca del aula ya que aún continúan siendo muy pequeños y vulnerables, sobre todo en las primeras clases. Es una etapa donde es importante formar grupos de alumnos reducidos y brindar una atención lo más personalizada posible.

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¿Qué se desarrolla más en el niño?

En esta modalidad, los niños practican habilidades motrices básicas, y utilizan una amplia variedad de música y accesorios que aumentan la autoconciencia, el control y la coordinación.

Las clases, de estructura simple y dinámica, contemplan el desarrollo de cuerpos sanos, fuertes y flexibles, utilizando y salvaguardando la flexibilidad natural del niño para un futuro en la danza y otras actividades físicas. Del mismo modo, también se potencia el desarrollo positivo de sus habilidades cognitivas, sociales y emocionales.

Todo ello en un espacio para la expresión y la creatividad, que le ayude a promover su autoestima y el pensamiento independiente.

¿Qué se hace en las clases?

bayballet4Tanto en el baby ballet como en el preballet (etapas de iniciación a la Danza Clásica) comienzan a establecerse las rutinas previas para conformar la clase de ballet -suelo, barra, centro, diagonales- a través del juego, la improvisación y esquemas coreográficos muy simples.

Además, se trabaja el mantenimiento y consolidación de la plasticidad de los niños, donde se incluye una gran porción de ejercicios de flexibilidad y elasticidad. Estas actividades son ejecutadas por los niños con enorme facilidad, mientras aprenden a conocer y a manejar sus habilidades de forma muy divertida.

No obstante, hay que informar a los padres que jamás se debe forzar en exceso sus capacidades ni llegar a situaciones de dolor -bajo ningún concepto-, ya que el objetivo no es perfeccionar movimientos, si no que la finalidad es que los pequeños se acostumbren a ejercitar su destreza de forma natural y desarrollen sus potenciales, para que, más tarde, aquellos que se dediquen más seriamente a la danza o al baile, tengan un camino más franco en los entrenamientos complejos o exigentes.

¿Qué tipo de vestuario se utiliza?

La indumentaria para las clases es la específica para cualquier clase de ballet. Es necesario usar prendas que no obstaculicen el movimiento y que destaquen la silueta del alumno, para ver claramente cada parte del cuerpo. De ese modo, se facilita al profesor poder hacer las correcciones necesarias.

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Las niñas utilizan medias, maillot, falda, zapatillas de media punta y el pelo recogido en un moño. En el caso de las niñas, el peinado es muy importante, y es preciso hacer el moño correctamente y con muchas horquillas, a fin de que el peinado no llegue a estropearse en el transcurso de la clase. Los niños, por su parte, pueden llevar pantalones cortos, camiseta, calcetines y zapatillas de media punta. Junto a ello, los colores son de acuerdo a las preferencias del profesor o academia.

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Beneficios de practicar danza a edades tempranas

«Practicar danza tiene beneficios integrales en nuestro cuerpo» (Sonia González, bailarina y coreógrafa)

Los beneficios de practicar cualquier tipo de danza a edades tempranas son múltiples e integrales, ya que pueden tener un efecto terapéutico en todos los aspectos psicomotores de los niños. Siendo la danza, además, un valor adquirido para todas las parcelas de la vida.

Higiene postural y desarrollo físico

En concreto, y según la bailarina María Doval, quien tiene más de 40 años de experiencia en el mundo de la danza, a través del baile se enseña a los niños a conseguir una buena postura corporal o a corregir malos hábitos posturales, así como también a mejorar los casos de pies planos (siempre que el ejercicio sea regular y prolongado).

Del mismo modo, la bailarina y directora de Scenia Escuela de Danza y Música de Madrid Eva Escoda comparte estas ideas y asegura que los beneficios de todas las disciplinas de la danza infantil son innumerables. Sin embargo, destaca la ayuda que proporciona al desarrollo de la motricidad fina y gruesa, y a la mejora de los reflejos y la agilidad.

Desarrollo socio-afectivo y creatividad

Pero los beneficios no acaban en el desarrollo físico, sino que también proporciona una importante ayuda a nivel mental. María Doval, profesora de Danza Clásica y especialista en formación de niños y jóvenes bailarines, destaca que el baile favorece el reconocimiento de la coordinación del cuerpo, fomenta el sentido de la sensibilidad musical, estimula la atención, contribuye al desarrollo socio-afectivo y emocional, y promueve el equilibrio, la gracia, y la expresión creativa y artística.

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En palabras de María Doval, el papel del maestro es fundamental para que el niño aprenda dentro de un espacio ameno: “La enseñanza del respeto por uno mismo y por los demás, con tolerancia, cariño y comprensión, les ayuda a fortalecer su autoestima y a relacionarse satisfactoriamente con su entorno, a la vez que se desenvuelven en actividades de coordinación, destreza y comunicación, conociendo el cuerpo con sus límites y posibilidades”.

Como complemento a estas características, la profesora de danza Eva Escoda destaca que la práctica dancística en los más pequeños les aporta disciplina, el desarrollo del oído, la expresión corporal, la memoria, mejora las relaciones interpersonales mediante el trabajo en equipo, y desarrolla la creatividad y la sensibilidad.

Beneficios integrales

Por lo tanto, no se puede establecer qué aspectos se potencian o se desarrollan más en el niño, ya que se intenta ofrecer una formación global. Cada niño va despertando sus capacidades consiguiendo enriquecerse en distintas áreas. “Unos adoptan mayor confianza en sí mismos y mejoran notablemente la timidez, otros se sienten fascinados con la belleza de la música, a algunos les encanta crear sus propios bailes, y a otros, en cambio, les motiva saltar y girar”, revela la bailarina y profesora María Doval.

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Aprender bailando

Por María Doval (bailarina, profesora de danza infantil y especialista en Danza Clásica)

El baby ballet es una actividad plenamente desarrollada en los países anglosajones donde psicólogos y pedagogos coinciden en promover los beneficios de la estimulación de los procesos motrices y de armonización corporal en la primera infancia, ya que el contacto con la danza contribuye a una evolución sana y gratificante de las distintas capacidades.

Es una disciplina que requiere paciencia y dedicación por parte del maestro, como así también comprensión y afinidad para conectar con bebés y niños muy pequeños, que operan según su  instinto y que comienzan a dar sus primeros pasos en el desarrollo de su reflexión y entendimiento. Asimismo, precisa de un programa específico diseñado para el tratamiento de los más chiquillos, ya que muchos de ellos llegan a sus clases con pañales y no saben expresarse mediante el dialogo; de modo que la capacitación del profesor se deduce vital.

Por mi experiencia, puedo afirmar que los niños que practican baby ballet se diferencian de aquellos que no lo ejercen de forma notable, ya que la danza no solo los introduce en el desarrollo pleno de sus habilidades psicomotrices, sino que hacen uso de su creatividad y agudizan su percepción artística y prestancia gracias a la introducción de los ritmos de la música clásica y las nociones iniciales del ballet. Asimismo, el baby ballet establece las rutinas previas de lo que posteriormente será la clase de ballet – suelo, barra, centro, diagonales – a través del juego, la improvisación y ejercicios de copia y repetición que los bebés incorporan y asimilan con gran facilidad. También permite que el maestro pueda anticiparse en captar a aquellos niños que cuentan con una prematura predisposición a la danza y a la música, y trabajar expresamente con aquellos que naturalmente no están igual dotados o que su evolución es más lenta, ya que, no todos los niños se rigen por un mismo patrón de desarrollo, ni habitan en el mismo contexto familiar y escolar.

El baby ballet les ayuda a incorporar hábitos de independencia, sobre todo a aquellos niños que no asisten a guardería o a jardín de infancia, y que aún no están acostumbrados a separarse momentáneamente de sus mamás; de modo que la breve clase de baby ballet es un buen comienzo para habituarse a emprender actividades sin la presencia materna, socializarse con otros niños e ir construyendo las bases de su propia identidad.

Los bebés se encuentran unidos a sus mamás biológica y emocionalmente, y aunque las clases sean breves (de 30 a 45 minutos) aconsejamos a las madres permanecer en las inmediaciones del aula, o hacer la clase junto con su bebé hasta que éste se adapte a la actividad. No todos los bebés necesitan adaptación, pero es necesario en muchos casos para que la separación de las mamás no resulte traumática y la experiencia en la danza resulte edificante y provechosa para el pequeño. Debemos tener claro que entre los 2 y 4 años el miedo a lo desconocido o perder de vista a sus papás durante un breve lapso de tiempo puede causarles miedo y angustiarles, pero en la medida en que se establecen vínculos con su maestro y compañeros de clase, el miedo y la inseguridad desaparecen y despiden a sus padres con alegría frente a la puerta del aula de ballet. Si advirtiéramos que el niño está muy abrumado podemos esperar unos meses a que alcance la maduración adecuada.

De este modo, el baby ballet aborda la fase en que el niño va independizándose del adulto progresivamente, y a través del juego y el movimiento aprende a relacionarse con otros niños e individuos. Sus movimientos, aún bastante rudimentarios, se irán haciendo cada vez más claros aunque no podemos esperar la armonía y precisión de un alumno mayor. Por otra parte, sus periodos de atención se van haciendo cada vez más amplios y suelen entusiasmarse con diversas propuestas de juego o de aprender cosas nuevas y les gusta experimentar e intentar repetidas veces determinados ejercicios.

Los bebés y los niños muy pequeños necesitan tener una rutina para sentirse seguros, y en este aspecto la danza se adapta maravillosamente a sus necesidades. Les encanta conocer los ejercicios y los juegos, se sienten muy cómodos y confiados cuando ya saben el orden de la clase, lo que viene primero y después, y les motiva mucho conseguir dominar ciertas habilidades por sencillas que nos parezcan. Los nuevos ejercicios hay que introducirlos gradualmente, ya que los cambios constantes les agobiarían, o les crearía una ansiedad innecesaria.

También es el momento en que aprecian las historias y les gusta interpretar animales, personajes o distintas circunstancias ligadas a su habilidad imaginativa, lo cual promueve la creatividad del niño. En este momento aún no se implementa el trabajo en equipo.

María Doval

Nací en Buenos Aires, Argentina, en 1969. Poseo doble nacionalidad argentina-española. Mi madre es pianista y artista plástica de quien heredé ni vocación por las artes. Inicié mis primeros pasos con tres años de edad, y años más tarde egresé de la Escuela Nacional de Danzas de Buenos Aires. Mi perfeccionamiento estuvo a cargo de importantes maestros en Argentina en España y los Estados Unidos, donde he tenido la oportunidad de conocer compañías y bailarines que influyeron notablemente en mi sentido de la danza. Especializada en Danza Clásica, reúno más de 40 años de práctica entre formación académica y experiencia laboral escénica y docente. Mi trayectoria ha estado orientada a la formación de niños y jóvenes bailarines, enseñanza de ballet para adultos, entrenamiento y asesoramiento de bailarines profesionales, bailarina profesional, coreógrafa de eventos., selección y formación de aspirantes a la carrera profesional de danza y preparación de exámenes de para alumnos de Grado Elemental y Grado Profesional. He dirigido mi propia escuela de danza en Lugo, y actualmente continúo proyectos de formación en distintas áreas.

Profesión: Profesora de Danza Clásica

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